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En colectivo, mujeres participantes de la Jornada de Bienestar Emocional aprendieron mecanismos para transformar la culpa en autonomía y libertad

“El hogar lo hace la mujer”, “¿cómo iba vestida cuando la tocaron?”, “¿qué estaba haciendo a esa hora en la calle?”, “algo debió haberle hecho para que la golpeara”, “¿cómo puede pensar en ella misma primero y no en su esposo, hijas e hijos?”, “es una cualquiera”, “si le pegan es porque le gusta”, “quién la mandó a escogerlo”, “no quiso tener hijos porque prefiere andar por ahí suelta”, “las mujeres de antes eran mejores”, “ahora las mujeres se quejan por todo, antes si aguantaban”, “el hombre busca afuera lo que no encuentra en la casa”, “cómo no la iba a dejar si se dejó engordar de esa manera”, “si no se cuida nadie la va a querer”, son algunas de las frases que se emiten cotidianamente sobre la vida de las mujeres en Bogotá y que van teniendo un efecto emocional, psicológico y social sobre cada una de las mujeres y sobre el colectivo, logrando con ello controlar la vida de las mujeres, regular los comportamientos y limitar su autonomía.


Históricamente y por tradición a las mujeres se nos ha culpado por lo que sentimos, lo que queremos, las decisiones que tomamos, el tipo de pareja que escogemos, la violencia que vivimos y por no ser adecuadas o perfectas desde la estructura social, religiosa, estética, política y cultural vigente.


La culpa que experimentan las mujeres, es por un lado producto de la insatisfacción por no cumplir con las imposiciones sociales y por otro, la responsabilidad que se atribuye sobre la mujer que es víctima de múltiples formas de violencia sobre lo que debió hacer para merecer la violencia. Este fue el tema central de la II Jornada por el bienestar emocional de las mujeres: “Deconstruyendo la culpa, afirmando la libertad”, que se desarrolló en simultánea en las 20 Casas de Igualdad de Oportunidades para las Mujeres (CIOM).


La idea de la actividad, según Manuela Cardozo, psicóloga de la Casa de Igualdad de Engativá, era poner en colectivo el dolor y la culpa como una vía para mostrarle a las mujeres que no son las únicas que pasan por este tipo de situaciones, que es posible transformar este tipo de emociones y explorar otras maneras de habitar el mundo.

Cardozo explicó que el manejo de este tipo de emociones es una constante que atraviesa la vida de las mujeres y que se evidencia durante las orientaciones psicosociales que adelantan las profesionales de las CIOM. “Nos han impuesto qué pensar, qué sentir y cómo habitar nuestros cuerpos. La culpa paraliza a las mujeres y las lleva incluso a atribuirse la responsabilidad por el bienestar de sus familias”, agregó Cardozo.


Por esta razón, la II Jornada por el bienestar emocional de las mujeres se enfocó en que las mujeres se reconocieran como sujetas de derechos, libres y autónomas. Transformar la culpa, en este caso les permite disfrutar de sus derechos a una vida libe de violencias, a la salud plena y a una cultura libre de sexismo.


Dorys, Marina, Martha, Gloria y Aura, mujeres que hicieron parte de la actividad en la Casa de Igualdad de Engativá, reflexionaron acerca de las imposiciones sociales y cómo estas se expresan en culpas que ellas se atribuyen desde que son pequeñas. “Calladita se ve más bonita”, “Lloronas”, “sumisas”, “femeninas”, “creyentes”, fueron las palabras que escribieron las mujeres sobre un vestido en papel que luego usaron mientras las demás las repetían en voz alta.


“Estar dentro de ese vestido, en silencio y con muchas personas repitiendo cómo debemos ser o actuar, te genera incomodidad, desespero y eso es precisamente lo que vivimos a lo largo de nuestras vidas”, reflexionaron las mujeres. Gloria, por ejemplo, comentó que ese tipo de imposiciones te llenan de miedos, inseguridad y mucha tristeza.


Manuela Cardozo, psicóloga de esta CIOM, resaltó durante la jornada la importancia de atraer la voz interior y de identificar las acciones o decisiones que nos generan bienestar. “Es importante pensar ¿qué nos hace felices? Sin importar si a los otros los hace o no felices nuestras decisiones”, añadió Cardozo.


Al final, las mujeres pintaron sus propios vestidos, los vestidos que quieren usar a diario resaltando palabras como “seguras”, “libres”, “felices” y “autónomas”. Un ejercicio que les permitirá tener presentes lo que quieren ser, no lo que impone la sociedad y avanzar en la reflexión sobre si lo que desean es realmente su deseo o el de los demás. La actividad se cerró con un círculo que formaron las mujeres y a través del cual hicieron parte de una sesión de masajes. Un espacio de autocuidado que resulta importante, porque las mujeres al sentirse culpables se olvidan de sí mismas y de su derecho a la salud plena.


En fotos: Mujeres de las 20 Casas de Igualdad de Oportunidades transformando la culpa

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Última actualización: 01/02/2016 15:52:00