¡Celebro haber sido mamá por primera vez a los 47 años!
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Última actualización el Miércoles, 24 Mayo 2017 14:57
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Publicado el Miércoles, 24 Mayo 2017 14:56
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Como parte de la campaña “Celebramos lo que eres”, la Secretaría Distrital de la Mujer comparte una serie de historias de mujeres que han roto barreras con sus proyectos de vida diversos. En esta ocasión, hablamos con Luz Adriana Neira, fundadora y directora de la Fundación Doctora Clown, quién además de quebrar estereotipos con su profesión de payasa, con la que desde hace más de 15 años ayuda a mejorar la salud emocional de las personas que acompaña mediante la terapia de la risa, quebró toda creencia y decidió ser madre a sus 47 años.
Desde que regresó a Colombia, luego de haberse formado en Suiza, su mayor propósito fue posicionar la Fundación Doctora Clown como una organización sin ánimo de lucro que potencializara la salud física, psicológica y emocional de personas recluidas en centros hospitalarios del país, y aunque no fue una labor fácil, con su trabajo constante lo logró. Ahora Luz Adriana vive la experiencia de ser “una mamá grande” como ella misma afirma y reconoce la fuerza y el valor que se necesita para enfrentar esta nueva etapa de la vida.
¿Cómo crees que has traspasado barreras?
Cuando cumplí 45 años me di cuenta de que tenía éxito profesional y que había cumplido todas mis metas, pero que había descuidado completamente mi vida personal, ahí entendí que me faltaba sentir el amor de ser madre y vivir esa experiencia sin importar mi edad.
En ese momento creía que no iba a poder concebir y mi propósito se hacía aún más complicado por el hecho de no tener pareja.
¿Qué hiciste para lograr cumplir ese nuevo propósito?
Intente con la adopción, pero por ser una mujer sola los requerimientos para adoptar a una niña o un niño eran difíciles de cumplir. Así que me arriesgué, fui a un médico que me hizo todos los exámenes para verificar que mi cuerpo estaba en buen estado y una vez asegurado eso, me decidí por un proceso de Fecundación In Vitro. Ahí surgió una nueva inquietud, ¿Quién sería el donante?
Yo visitó en hospitales a niñas y niños que no tienen papá y me parecía triste que mi bebé no tuviese uno, hablé entonces con mi ex pareja y amigo Mark Wiesendanger y le pedí el favor de que me ayudara. Mark lo pensó durante tres meses y cuando volvimos a hablar me dijo que no solo quería ser el donante, sino que quería acompañarme en el proceso y vivir también la experiencia de ser padre a sus 44 años.
Sin pensarlo juntos creamos un nuevo tipo de familia; yo no quiero nada de él y él no quiere nada mío más allá de una linda amistad basada en admiración, respeto y agradecimiento, pero desde hace dos años asumimos con responsabilidad ser los padres de Mia.
¿Cómo has asumido esta nueva etapa de tu vida?
Antes era más arriesgada, me encantaba la adrenalina y estar viajando; ahora estoy preservándome para Mia. Mi hija llega a enseñarme a ponerle límites a mi vida, en cuanto a la económico, a cuidar mi salud y a optimizar el tiempo. No he dejado de lado mi trabajo porque la labor en la Fundación me apasiona, pero ahora lo hago con la conciencia de que hay un pedacito de mí esperándome en casa para que la bañe, la cuide y juegue con ella.
¿Por qué celebras lo que eres?
Celebro mi decisión de haber sido mamá a los 47 años, porque fue mi elección y la he disfrutado cada segundo, pero también celebro a todas esas mujeres que no decidieron ser madres y aun así día a día lo asumen.
El placer de ser madre para mí, aunque en ocasiones es difícil y requiere casi toda tu energía, no tiene precio. Celebro ser madre porque es amor en acción y movimiento y porque todos los días me permite aprender algo nuevo.