La primera mujer bombera de Bogotá apaga incendios desde hace 43 años.
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Última actualización el Viernes, 13 Abril 2018 17:15
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Publicado el Viernes, 13 Abril 2018 17:15
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De las 25 mujeres que entraron en 1975 a hacer el primer curso para ingresar al Cuerpo Oficial de Bomberos de Bogotá, solo la Teniente Miriam Malpica ha permanecido en la institución, ganándose día a día su lugar y combatiendo el hecho de que apagar incendios, controlar emergencias domésticas o intentar persuadir actos suicidas sea una labor solo para hombres.
Ella, de grandes ojos azules, pelo corto e impecable en su vestir, luce el uniforme hace más de 40 años y hoy se desempeña como Jefe de Bomberos de la Estación Chapinero, la misma estación que la vio dar sus primeros pasos en esta profesión, “para mí ser bombera más que un trabajo es una profesión, es riesgosa porque uno sale de su casa sin saber que va a volver, pero gratificante porque la comunidad reconoce nuestro trabajo y agradece que estemos ahí, presentes para ayudar”.
Desde el principio el camino para la Teniente no fue fácil, el entrenamiento para ingresar a la institución le exigió preparación y carácter para enfrentarse a aquellos que creían que, por ser mujer, no sería capaz de superar el curso. Tampoco fue fácil ser esposa, madre de dos hijos y una bombera con turnos de 24 horas al día que constantemente se enfrentaba a la muerte. Pero aquí sigue, firme y en pie, dispuesta a continuar ayudando a la comunidad y comandando a un equipo de 40 personas, en el que se destacan una mujer Sargento y dos bomberas más.
Los primeros años de la Teniente Malpica en el Cuerpo de Bomberos los realizó en el departamento de prevención, área encargada de hacer inspecciones a locales comerciales. Luego, como bombera rasa, se montó en el camión para apagar incendios de gran magnitud en los que logró salvar la vida de muchos, pero también vio partir a otros tantos. Con nostalgia, Malpica recuerda el fuego que no se pudo apagar como consecuencia del uso de Cocinol, un combustible usado antiguamente en las cocinas capitalinas al que se le atribuyen la gran mayoría de tragedias. Y es que ella misma ha visto su vida correr peligro al intentar controlar las llamas en Bogotá y pueblos aledaños; en una ocasión se quemó su larga cabellera, en otra, la entrepierna, pero sin importar las heridas, el humo y su cuerpo tiznado cada día lleva el uniforme bien puesto “Como bombera rasa, no me importaba si llovía o hacia sol, una vez escuchaba la sirena, me montaba en el camión con el único propósito de salvar vidas”.
Después de cuatro décadas de alegrías y tristezas, la Teniente Malpica celebra ser una mujer bombera “Estoy enamorada de mi profesión, cuando me vaya de la institución dejó mi vida con ella y si es verdad eso de la reencarnación, volvería a ser bombera”.
En la Nueva Bogotá, Mujer es Poder