En el día de las Madres
Publicada el 9 de mayo de2014
“En 1870 la escritora estadounidense Julia Ward convocó a todas las madres del mundo a rebelarse contra la guerra, en una desgarradora proclama pacifista que mantiene su vigencia. La proclama convocaba a un Congreso Internacional de Madres para promover alianzas entre diferentes nacionalidades y el arreglo amistoso de cuestiones internacionales. Las reacciones conservadoras lograron traducir aquella propuesta en la celebración comercial del Día de la Madre que se ha generalizado en buena parte del mundo.
¡Levántense, mujeres de hoy! ¡Levántense todas las que tienen corazones, sin importar que su bautismo haya sido de agua o lágrimas! Digan con firmeza: ‘No permitiremos que los asuntos sean decididos por agencias irrelevantes. Nuestros maridos no regresarán a nosotras en busca de caricias y aplausos, apestando a matanzas. No se llevarán a nuestros hijos para que desaprendan todo lo que hemos podido enseñarles acerca de la caridad, la compasión y la paciencia’. Nosotras, mujeres de un país, tendremos demasiada compasión hacia aquellas de otro país, como para permitir que nuestros hijos sean entrenados para herir a los suyos. Desde el seno de una tierra devastada, una voz se alza con la nuestra y dice ‘¡Desarma! ¡Desarma!’ La espada del asesinato no es la balanza de la justicia. La sangre no limpia el deshonor, ni la violencia es señal de posesión”.
El Día de las Madres nace como un llamado a la movilización por la no violencia, más adelante la iglesia católica transformó el sentido de la celebración para honrar la cualidad virginal y dócil de María, la madre de Jesús. Finalmente, después de muchos ires y venires, el presidente de Estados Unidos Woodrow Wilson, declaró en el año 1914, celebrar el Día de la Madre el segundo domingo de mayo y Colombia, así como otros países, acogió esta fecha hasta hoy.
Si el sentido de esta fecha es servir y honrar a las madres biológicas y a las madres de hecho, a homenajear el cuidado, las labores y el amor de todas las madres, en la actualidad éste día se ha constituido en una excusa para promover e intensificar el comercio de productos y servicios, lo que en muchos casos desencadena más niveles de contaminación y deterioro para el entorno natural, y en otros, abuso de alcohol y hechos de violencia contra las mujeres.
Es necesario hacer varios altos en el camino para reconocer a las madres no solo por serlo sino por ser además mujeres, niñas, adolescentes, adultas, con diversidad de identidades, experiencias y contextos, mujeres empoderadas o mujeres a quienes se les siguen vulnerando sus derechos.
En este sentido, resulta fundamental reconocer su importante labor, no solo en su rol de madres, sino como mujeres trabajadoras y empoderadas; mujeres cuyos esfuerzos permanentes son invisibilizados; mujeres que consintieron aplazar el propio proyecto de vida y privilegiar el de otros y otras o ceder ilimitadamente sus espacios, sus cuerpos, para responder a las expectativas de la maternidad incondicional.
Esa ingratitud de la sociedad y el Estado en general, tardíamente ha empezado a reconocer, gracias a las luchas de las mujeres, la economía del cuidado y sus imprescindibles aportes, pero sobretodo, no reembolsables ni hoy ni mañana.
El reconocimiento de la economía del cuidado desde un enfoque de derechos humanos de las mujeres, es una apuesta para superar la invisibilización de los aportes de las madres a la política, la economía, la educación, la salud, la cultura, el hábitat, el ambiente y la paz; de reconocimiento de las madres como mujeres; de superación de los estereotipos que contribuyen a la mercantilización de los cuerpos de las mujeres y a la naturalización de roles en la proliferación y desarrollo de la vida a través de sus vientres, pechos, cuidados y amores, y por sobre todo, un intento por superar la permisividad frente a las violencias sutiles, pero también las violencias físicas, psicológicas, sexuales, patrimoniales y económicas que se siguen reproduciendo y manteniendo con el silencio, la negligencia, la costumbre asociada a los mitos, las creencias falsas y la impunidad.
Celebramos a las madres; todas aquellas que los son y lo sienten, porque la maternidad va más allá del acto sagrado de parir. Mujeres trabajadoras, diversas y plenas de derechos todas, madres biológicas o no. Madres con el derecho a una vida autónoma y no tradicional. Madres que exigen, quieren o no parejas. Madres que piensan en sí mismas y toman decisiones que implican adoptar y desenvolverse en diversos roles. Madres que celebran una maternidad libre, voluntaria, autónoma y diversa. Ser madres es una opción, no serlo también.