Bogotá tiene una extensión de 163.659 hectáreas de las cuales 122.271 son rurales, lo que corresponde al 75% del suelo capitalino. De acuerdo con cifras analizadas por el Observatorio de Mujeres y Equidad de Género de la Secretaría Distrital de la Mujer y según el Censo de Ruralidad realizado por la Secretaría Distrital de Desarrollo para 2013, la población rural de la capital es de 16.787 personas lo que representa el 0,22% de la población total, de esta población es posible establecer que 8.019 son mujeres (48%) y 8.770 son hombres (52%)[1].
Las estadísticas da cuenta de la situación de las mujeres campesinas y rurales a nivel nacional y distrital[2] sobre pobreza, jefatura femenina, desempleo, educación, acceso y titularidad de la tierra, acceso a financiamiento y participación y representación política da cuenta de la persistencia de las brechas de inequidad de género, desigualdad e injusticia social, brechas que se hacen más complejas cuando se intersectan múltiples condiciones y situaciones de subordinación, invisibilización, desvaloración y discriminación, más acentuadas en la vivencia de las mujeres campesinas que de las urbanas e incluso, de las rurales.
La discriminación múltiple que vivencian la mayoría de las mujeres campesinas está asociada con “el hecho de ser mujer en un mundo rural con oportunidades restringidas frente a las ventajas y privilegios que gozan mujeres y hombres en las áreas urbanas”; la estructura patriarcal de la sociedad rural, al reducido rol cultural asociado a las labores de reproducción de la fuerza laboral, el cuidado y protección de los miembros de su familia y las obligaciones productivas en el hogar; la exposición y vulnerabilidad “a las diferentes manifestaciones de violencia intrafamiliar y de género que experimentan en su entorno cotidiano, y a las dramáticas consecuencias del conflicto armado…”[3] yla escasez de los recursos naturales que son la base de la economía de subsistencia de las mujeres, una insuficiencia que empobrece. Además, los costes de la destrucción de recursos se externalizan y dividen entre varios grupos económicos de la sociedad, pero lo soportan principalmente las mujeres[4]. La discriminación contra las mujeres campesinas y rurales también se expresa en los escenarios institucionales, donde las condiciones para garantizar el ejercicio pleno de sus derechos, persisten en la inequidad de género: “restricciones a su participación, obstáculos para la titulación y formalización de predios, limitaciones al acceso a activos productivos y a fuentes de financiación y crédito rural.”[5]
Desde el año 2008, en el marco del Plan de Igualdad de Oportunidades para la Equidad de Género y de la Política Pública de Mujeres y Equidad de Género, se han realizado varios encuentros locales y distritales con mujeres campesinas y rurales en el Distrito Capital, como una estrategia para avanzar en el reconocimiento de su ciudadanía, sus aportes a la construcción de comunidad y ruralidad y los obstáculos para el ejercicio pleno de sus derechos, por un lado, y en posicionamiento de sus necesidades prácticas, intereses estratégicos y demandas en las Agendas Locales y en la Agenda Distrital de Mujeres Campesinas y Rurales en el marco de la participación y movilización social, por otro. En el 2008 la Gerencia de Mujer y Géneros (GMYG) del IDPAC organizó el I ENCUENTRO DE MUJERES CAMPESINAS Y RURALES “LAS MUJERES DEL CAMPO SEMBRANDO EQUIDAD DE GÉNERO” en la ruralidad de Ciudad Bolívar; durante el transcurso del año 2009 se realizaron Encuentros de Mujeres Campesinas en todas las localidades con ruralidad del Distrito Capital[6] para la construcción de Agendas Diferenciales; a principios de 2010 se realizó el Primer Encuentro Distrital de Mujeres Campesinas en Sumapaz con recursos de la Alcaldía Local de Sumapaz; para finales de este mismo año se realizó un Segundo Encuentro Distrital organizado por la GMYG del IDPAC donde se retomaron los logros de este proceso cuando en el Decreto 166 de 2010 se reconocieron los derechos al hábitat y la vivienda dignos y a la paz y la convivencia con equidad. A finales del 2013, la Secretaría Distrital de la Mujer realizó un Encuentro Local en Usme Ancestral en el marco del Día Internacional de las Mujeres Rurales y para el 15 de noviembre del año en vigencia se tiene previsto un Tercer Encuentro Distrital de Mujeres Campesinas y Rurales en el marco de esta fecha conmemorativa.
En ese sentido, esta fecha invita a hacer una reflexión y poner de manifiesto a la sociedad que la mayoría de las mujeres rurales viven en pobreza extrema, sin acceso a los servicios básicos y con doble o triple jornada de trabajo. Asimismo, en este día se hace un llamado a los gobiernos para que promuevan políticas públicas encaminadas a potenciar las capacidades de las mujeres rurales y a mejorar su calidad de vida pero también a reconocerlas como ciudadanas, sujetas políticas y actoras que han contribuido y siguen contribuyendo a la transformación de sus condiciones de vida y las de sus comunidades, pero también a la protección de las formas de producción responsables y respetuosas del medio ambiente.
[2] Para profundizar al respecto, se sugiere revisar documentos como: PNUD. Colombia Rural: Razones para la Esperanza. INDH, 2011/ Alta Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer. Lineamientos de la Política Pública Nacional de Equidad de Género para las Mujeres. Bogotá, Colombia, 2012/ Consejo Nacional de Política Económica y Social. Departamento Nacional de Planeación, República de Colombia. Bogotá D.C., Marzo 12 de 2013/ OXFAM. Programa Mujer Rural, Avances, Obstáculos y Desafíos.
[3] PNUD en Informe Nacional de Desarrollo Humano, 2011: Colombia Rural: Razones para la Esperanza citado por OXFAM en Análisis del Programa Mujer Rural. Pág. 2
[4][4] Vandana Shiva. La mirada del ecofeminismo (tres textos). Publicado en Polis. Revista Latinoamericana No. 9. Género y sustentabilidad, 2004.
[5] OXFAM. Análisis del Programa Mujer Rural. Pág. 5.
[6] Excepto en la localidad de Chapinero.