Como en el caso de Wanda, el de Hester y otras miles de víctimas transgeneristas, sus muertes pasan desapercibidas y pocas veces son condenadas por la justicia o por la opinión pública. Como ejercicio de memoria es necesario recordar a Wanda y a todas aquellas mujeres trangeneristas, transexuales y travestis que han sido víctimas del odio, la intolerancia y el irrespeto de sus expresiones identitarias, de género y sexuales, pero que además enfrentan la exclusión a diario al ser marginadas a trabajos informales, mal pagos o que las exponen a la violencias de distintos actores (incluidos sus clientes). Para ellas ejercer sus derechos básicos como la educación, a la salud o a la vivienda es todavía una meta por cumplir.

Nos unimos a las y los activistas y sus organizaciones para recordar en esta fecha a las víctimas y también para reafirmar el compromiso de esta Secretaría con la Política Pública de Mujeres y Equidad de Género, así como con la Política Pública para la garantía plena de los derechos de las personas LGBT, que deben seguir avanzando en el reconocimiento de las necesidad, intereses y demandas específicas de las personas transgeneristas, transexuales y travestis.