La paz es el estado de bienestar deseado por la humanidad, a partir de la devastación de las guerras.  La paz en Colombia es un anhelo constante compartido por todos aquellos sectores sociales que han vivido los impactos de la violencia ocasionada por más de cincuenta años de confrontaciones, por motivos diversos, en épocas distintas, pero con similares resultados en pérdidas de vidas, despojo de bienes, dolor y miedo, marginación de poblaciones, control de territorios, captura del poder político, profundización de las desigualdades en la distribución de bienes y servicios.

LA SDMujer da la palabra a la Asesora de Despacho en temas de Paz, María Eugenia Vásquez,  para que ella comparta las reflexiones y retos de lo que significa definir los alcances de la paz y hacerla tangible y efectiva para las mujeres. 

SDMujer: La Secretaría Distrital de la Mujer viene desarrollando un trabajo durante todo el año en temas de paz desde las mujeres y para hacerla tangible y efectiva para las mujeres. ¿Por qué este es un tema de interés en la SDMujer?

M.E.V: Si bien la violencia por conflicto armado afecta a hombres y mujeres, hay unas afectaciones específicas y costos desproporcionados sobre el cuerpo y la vida de las mujeres y niñas; surgimiento de nuevas élites y proliferación de víctimas sobrevivientes, muchas de ellas mutiladas o con profundas lesiones psicológicas. También hay un trabajo histórico, público, reconocido del papel de las mujeres en la búsqueda de la paz en el país.

SDMujer: ¿Por qué la Secretaría Distrital de la Mujer piensa el tema de la paz como derecho?

M.E.V: Primero hagamos un poco de contexto. El debate sobre si la paz es un derecho o un fin del Estado se ha mantenido presente desde finales de la primera guerra mundial. En principio la paz fue pensada como alternativa a la guerra y a las violencias, como la necesidad de “parar las guerras”, sin embargo, en posteriores desarrollos la paz es concebida en el marco de los Derechos Humanos como universal e inherente a la dignidad de las personas, tal como se proclamó en la Declaración de Oslo presentada en la Conferencia General de la ONU en 1997.

En Colombia particularmente, en la Constitución Política de 1991 se acogió la paz como un fin esencial del Estado, un derecho fundamental y un deber (Artículo 22).  En este sentido, el derecho a la paz es concebido como una condición radical para la garantía de los demás derechos, individuales y colectivos, que incluye desde el derecho a la vida, hasta el derecho a un orden económico y social más justo.

La Secretaría Distrital de la Mujer adoptó la paz como derecho, porque así se definió en el proceso de construcción participativa de la política pública para las mujeres del D.C., y de esa manera fue incorporado en el Plan de Igualdad de Oportunidades para las Mujeres –PIOEG- (2012-2016).

El derecho a la paz, demandado especialmente por las mujeres rurales del Distrito, es considerado prioritario para la realización de los demás derechos contemplados en el PIOEG: derecho a una vida libre de violencias, a la participación y representación, al trabajo en condiciones de igualdad y dignidad, a la salud plena, la educación con equidad, a una cultura libre de sexismos, al hábitat y vivienda digna.

SDMujer: ¿Qué acciones desarrolla la SDMujer en el marco del derecho a la paz?

M.E.V: La Secretaría ha definido la construcción de la paz como una estrategia. Es decir, como un conjunto de acciones que contribuyan a lograr una paz posible y duradera. Trabajamos para lograr la terminación del conflicto armado como un proceso gradual, con participación de toda la sociedad, especialmente de las mujeres, de manera que pueda garantizar sostenibilidad.

El Plan de Igualdad de Oportunidades, contempla múltiples acciones que analizadas integralmente, derecho por derecho, orientan las transformaciones necesarias para alcanzar una paz efectiva para las mujeres. En la planeación del derecho a la paz, hemos priorizado algunas líneas de acción en torno a: la participación y representación política; la Agenda Ciudadana de mujeres diversas; proteger los liderazgos de las mujeres defensoras de derechos humanos; generar procesos de memoria histórica de las mujeres como constructoras de paz; garantizar el acceso a derechos a mujeres en procesos de Desarme; desmovilización y reintegración de mujeres.

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