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De Santo Domingo a La Habana: El papel de las mujeres en la firma de acuerdos de paz

De Santo Domingo a La Habana: El papel de las mujeres en la firma de acuerdos de paz

Incluir las voces de las mujeres en los acuerdos de paz que se adelantan en La Habana entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP, es un tema fundamental para la construcción del proceso de paz.

Los acuerdos de los años 90 al 94 tienen una deuda pendiente con las mujeres, pese a su participación activa en todas las organizaciones rebeldes, cumpliendo diferentes tareas políticas y militares, algunas de ellas con rangos altos a nivel de comandancia, tan sólo una de ellas figura como firmante de los acuerdos de la época, Herta Díaz del Frente Francisco Garnica. Escasa, también fue la representación de mujeres en el partido político resultado de estos acuerdos, con relación a la participación que ellas tuvieron en las campañas electorales. Tampoco en el contenido de los distintos acuerdos se menciona ninguna propuesta a favor de las mujeres excombatientes, ni de aquellas que hacen parte de las poblaciones de acogida. Nada nuevo en el contexto cultural colombiano, pero si un hecho para recordar con el interés de que no se repita.


En estos años, los movimientos sociales y de mujeres hemos seguido buscando, con el fin de la guerra, las transformaciones sociales, políticas, económicas y culturales necesarias para hacer de este un país donde florezca la democracia integral y radical, como base de la paz.

Hoy, desde el movimiento de mujeres, se exige su reconocimiento como actoras políticas indispensables en las definiciones sobre los contenidos de la paz. En consecuencia, también se demanda mayor presencia de mujeres, de las FARC-EP y del gobierno, en la Mesa que definirá el fin de la confrontación. Hasta el momento, dos mujeres fueron designadas como plenipotenciarias por parte del Gobierno y solo María Paulina Rivera permanece en su tarea.  Por la insurgencia, Sandra actuó en los primeros momentos como parte de la Mesa y no han nombrado formalmente su reemplazo.

En contraste con el pasado, la presencia de una sola mujer es un paso positivo, no obstante lo ideal sería contar con una representación cualificada de mujeres como delegadas plenas de ambas partes. Frente a tal asunto, la alternativa que han implementado como efecto de las presiones del movimiento de mujeres, de la asesoría de la ONU y países garantes y, sin duda, de las demandas de las mujeres de las FARC, es la Subcomisión de género, con un activo papel como asesora de la Mesa.

La Subcomisión tiene como propósito facilitar el reconocimiento de las desigualdades derivadas de las estructuras sociales de género que subordinan a las mujeres por el hecho de serlo, así como los efectos diferenciales de la guerra sobre la vida, las emociones y el cuerpo de las mujeres, convertidas en desventajas históricas que afectan sus derechos. Y a partir de este reconocimiento, elaborar recomendaciones que incluyan el enfoque de derechos de las mujeres, en su diversidad, con el objetivo de lograr en la transición a la vida civil, el goce efectivo de sus derechos.

De la Subcomisión se espera que cualquiera de los acuerdos programáticos que arroje este proceso tenga en cuenta las especificidades ya mencionadas y contenga acciones afirmativas encaminadas a hacer realidad el reconocimiento e inclusión plenos de las insurgentes, en la sociedad, en su calidad de actoras políticas y ciudadanas plenas.

Destacamos el progreso en cuanto a la vinculación de mujeres en el proceso de conversaciones que hoy se adelanta en La Habana: oficialmente son 13 las mujeres de las FARC que acompañan la Mesa, el 43% del total de la delegación de 30 miembros. Una de ellas, Sandra, fue delegada como negociadora en los primeros momentos.

La inclusión del tema de género es novedoso en las negociaciones de paz, hasta el momento sólo hay dos experiencias en el mundo: Mindanao en Filipinas con el Frente Moro de Liberación Islámico y Sudán del Sur con el Movimiento de Liberación Popular de Sudán; la tercera experiencia y la más completa, según afirman, es la de Colombia con las FARC-EP.

La Secretaría Distrital de la Mujer, contempla el Derecho a la Paz, entre los ocho derechos que desarrolla el Plan de Igualdad de Oportunidades para las Mujeres y la Equidad de Género en Bogotá, D.C. (2004-2016), en respuesta a los contenidos priorizadas por las mujeres rurales, en la Agenda de Mujeres Campesinas del Distrito Capital (2010).  

Con el ánimo de alimentar las reflexiones frente a la paz, queremos  proponer algunos temas como el que hoy les presentamos y recoger sus opiniones para generar entre todas una pedagogía de paz que aporte a la acción transformadora emprendida por las organizaciones de mujeres del Distrito. Esperamos sus comentarios.

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Última actualización: 01/02/2016 15:52:00