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En el Día del Idioma, las mujeres exigimos un lenguaje incluyente

- “Maestro, ¿cómo se forma el femenino?
- Partiendo del masculino, la “o” se transforma por la “a”
- Maestro, y ¿el masculino cómo se forma?
- El masculino no se forma, existe”.

En los diccionarios de sinónimos de lengua castellana, continúa apareciendo como sinónimo de masculino: viril, valeroso, valiente, enérgico, vigoroso, fuerte, recio y brioso, y como antónimos: femenino, cobarde y pusilánime. Como sinónimo de femenino se encuentra por el contrario: afeminado, delicado, fino, blando, débil y suave.


El lenguaje es un medio privilegiado para mantener y reproducir, o para romper y resignificar los estereotipos, las exclusiones, eliminar las desigualdades y violencias que perviven en nuestra sociedad. A través del lenguaje manifestamos la interpretación del mundo, construimos pensamiento, conciencia, imaginario individual y colectivo, orden social, cultural y político. El lenguaje da cuenta de nuestra comprensión del mundo, la forma como interpretamos lo que sucede a nuestro alrededor y la valoración que hacemos sobre las personas, características culturales, ideológicas y políticas.

Cuando hablamos de lenguaje incluyente suele haber resistencias al tratarse de una propuesta de transformación cultural que implica la ruptura en las creencias y tradiciones que fundamentan el sometimiento y la desigualdad, especialmente de las mujeres. Estas resistencias están asociadas a la valoración de que lenguaje es neutral, inocuo y universal, pero también al valor protagónico de lo masculino sobre lo femenino. Las mujeres debemos sentirnos, para los detractores del lenguaje incluyente, “incluidas” en la expresión “los hombres” como sinónimo de seres humanos o personas. Debemos aceptar que el nosotros, significa nosotras y que la expresión “todos” habla también de todas las mujeres.


Y es que la transformación del lenguaje pasa por los procesos de aprendizaje y reproducción cultural. Se nos ha enseñado que hablar correctamente es aplicar las normas que la Real Academia de la Lengua propone. Sin embargo no se ha ofrecido una formación crítica que nos permita comprender que el lenguaje, como construcción social, cambia simultánea y permanentemente con los cambios sociales. No hablamos el castellano de hace 200 años ni hablaremos en 20 años como hablamos ahora. El lenguaje, al ser un código de relacionamiento social y una forma de interpretación del mundo, se modifica continuamente.

Cuando las mujeres exigimos un lenguaje incluyente estamos trabajando y demandado para que el uso del lenguaje sea coherente con el avance que hemos conseguido en el reconocimiento de nuestros derechos, el nuevo rol social que tenemos y nuestras características como personas, que no se definen de manera alguna, con relación al sujeto masculino. Las mujeres no existimos con relación al hombre. Es decir, no existimos como extensión ni como producto de la existencia de los hombres. Las mujeres existimos como sujetas y como sujetas de derechos.

Utilizar el lenguaje incluyente implica tomar conciencia sobre el sentido y el valor de las diferencias, poner en ejercicio el derecho a nombrar lo femenino, manifestando que mujeres y hombres tienen los mismos derechos y oportunidades, promoviendo así las relaciones equitativas. El cambio en el lenguaje que pedimos no es solamente la feminización de palabras, sustantivos, cargos, sino la representación de cómo las mujeres participamos activamente en todos los ámbitos de la sociedad. Queremos por tanto ser nombradas como sujetas de derechos, ciudadanas, profesionales. Queremos que lo correcto en el lenguaje sea que el 52% de población que somos, aparezca nombrado de manera explícita, no discriminatoria, no sometida, no reducida a ser un antónimo del hombre.

El reto del lenguaje incluyente pasa por:

  • Construir nuevas formas de nombrar, pensar, valorar y representar los femenino y lo masculino.

  • Usar un lenguaje incluyente que por la vía de ser usado y nombrado transforme los imaginarios asociados a lo masculino como lenguaje que incluye a las mujeres.

  • Deconstruir los estereotipos que se han usado para representar en la imagen y en todos los productos comunicacionales a hombres y mujeres.

  • Promover alternativas de comunicación en las que las protagonistas son las mujeres diversas, sus miradas, sus necesidades, sus diferentes realidades y apuestas.

  • Dar a conocer y motivar la promoción de los derechos y la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, promoviendo las relaciones equitativas e incluyentes.


En los avances que se han dado frente al tema, es importante recordar que en Bogotá se emitió el Acuerdo 381 de 2009 que promueve el uso del lenguaje incluyente y el cual es de obligatorio cumplimiento, de igual manera La Sentencia C-804/2006 emitida por la Corte Constitucional expone que el lenguaje es un fenómeno humano de primer orden que influye sobre el derecho, pero también éste con su discurso además de reflejar la sociedad, contribuye a perpetuar formas de pensamiento.

Entendiendo que las transformaciones y cambios culturales se dan gradualmente, es necesario insistir cotidianamente en la utilización de un lenguaje incluyente y no sexista, convirtiéndolo en una práctica permanente que permita avanzar hacia la igualdad. Celebramos el Día de la Lengua con el reto de construir un lenguaje incluyente, que permita consolidar y avanzar en los derechos de las mujeres.


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Última actualización: 01/02/2016 15:52:00