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Construyendo Paz desde el Feminismo Pacifista y Antimilitarista

Construyendo Paz desde el Feminismo Pacifista y Antimilitarista

Con ocasión del foro “Mujeres pacifistas y anti-militaristas en Colombia. Historias y retos”, realizado el 22 de mayo en el marco del centenario de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (LIMPAL), visitó Bogotá, Carmen Magallón Portolés[1], doctora en Ciencias Físicas, profesora, activista e investigadora en temas como la historia de las mujeres en la ciencia y  las relaciones entre género, ciencia y cultura de paz. Actualmente es la directora de LIMPAL España.

En entrevista concedida a la Secretaría Distrital de la Mujer, Carmen Mogollón, habló sobre las apuestas del feminismo antimilitarista y pacifista, las mujeres en procesos de desarme, desmovilización y reincorporación, e hizo recomendaciones frente a la experiencia internacional para posicionar en las agendas post acuerdos, propuestas y agendas de las mujeres.


SDMujer: ¿Qué es el feminismo Pacifista - Antimilatarista?

Carmen Magollón: El feminismo antimilitarista lo que busca es desarmar la sociedad, porque sabe que las armas y la violencia que conllevan, no propician una sociedad democrática.

Este feminismo es antimilitarista porque profesa contra las armas, por el desarme universal y también contra la ideología del militarismo, que significa confiar en que la resolución de conflictos puede llevarse a cabo a través del uso las armas, de la violencia, del uso de la fuerza.

El Feminismo Pacifista – Antimilitarista no significa estar en contra de las personas que han optado por una carrera militar, y eso es importante subrayarlo, porque para la construcción de la paz necesitamos todos los grupos, todos los sectores y en muchos casos sabemos que países que han transitado por épocas militaristas como por ejemplo España, tenía esa ideología militarista y sin embargo  se ha tenido una  evolución hacía una construcción más democrática  en donde el ejército tiene un papel mucho menor de lo que tuvo  en  la época de Franco.

Como dice el dicho pacifista “Quien tiene un martillo el mundo le parece un clavo”.

El uso de las armas hay que deslegitimarlo, las armas son producidas por los países poderosos pero se distribuyen sobre todo en países donde se fomentan guerras, se utilizan por grupos irregulares, guerrillas, paramilitares, entre otros. Este comercio de armas está realimentando situaciones que acaban en muerte, en conflictos armados.

SDMujer: ¿Cuál es el origen del feminismo pacifista- antimilitarista?

C.M: El feminismo pacifista tiene su punto de inicio en el Congreso Internacional de Mujeres de La Haya de 1915 cuando una parte de las sufragistas deciden reunirse para proponer medidas que significaran la salida de la primera guerra mundial.

Es importante resaltar que no todas las sufragistas apoyaron ese congreso con lo cual se desmiente la idea de que todos los feminismos son pacifistas, no es así ni tampoco todas las mujeres lo somos. El pacifismo es una opción libre para las mujeres. Siendo una opción tiene más valor y los hombres también puedan optar por ella.

El antimilitarismo de esta concepción del feminismo va muy ligado al desarme. Una de las primeras resoluciones de ese congreso va orientada a pedir que se reduzca la producción de armamentos y que se vayan eliminando, porque se entiende (que la producción y comercialización de armamento), es la vía por la que algunos obtienen ingresos muy grandes y realimentan los conflictos.

Todas las resoluciones del Congreso se fueron encaminado a que existieran foros internacionales para debatir los conflictos (en ese momento no existía Naciones Unidas) y los 14 puntos que dieron lugar a terminar con la primera guerra mundial fueron tomados de las propuestas construidas por las mujeres en el Congreso de la Haya.

Cuatro mujeres premio nobel han asistido al congreso de la Haya, una de ellas lideró la campaña contra las minas antipersona y se logró que se prohibieran. Ahora una de las propuestas es que se dé una convención para la prohibición de las armas nucleares.

SDMujer: En el momento que está viviendo Colombia de diálogo con uno de los grupos guerrilleros, ¿por qué es importante el feminismo pacifista y que apuestas desde este feminismo ayuda a una sostenibilidad de la paz?

C.M: la igualdad entre hombres y mujeres no solo es adquirir los mismos derechos sino tener la capacidad de decidir sobre temas como la paz y la guerra o política internacional.

Es una apuesta muy ligada al feminismo porque va situándonos en el mundo de hoy y al rastrearlo en la historia se observa que la proliferación de armas también repercute en la violencia contra las mujeres, es decir que los lugares donde hay muchas armas o las personas combatientes que utilizan armas, despliegan unos comportamientos que son más agresivos hacia las mujeres y en muchas ocasiones utilizan las armas en contra de ellas.

Mirándolo desde cualquier perspectiva, las armas y la ideología que sustentan van en contra de lo que puede ser un avance de las mujeres en el mundo y, desde luego, de un mundo en el que predomine una convivencia pacífica.

SDMujer: ¿Cuál es el posicionamiento de la agenda feminista - antimilitarista de cara a las mujeres en procesos DDR? .?

C.M: Las mujeres también han sido parte de los grupos armados y por lo tanto deben ser consideradas a la hora de la reinserción con las características peculiares. Estas mujeres en ocasiones no comparten los planteamientos con otras mujeres que tiene otra situación de vida. El reto es ser capaces de dar una salida desde la pluralidad.

En algunos casos internacionales lo que ha sucedido es que para desmovilizarse tenían que entregar un arma, pero muchas mujeres participan en los grupos armados sin armas, quiere decir que las empleaban para otras tareas y eso les impedía acceder a los beneficios que se ofrecían para la desmovilización. En otros casos se han ofrecido tierras en condiciones que eran para cabezas de familia y no se han considerado a las mujeres como cabeza de familia, todo eso hay que revisarlo.

Hay que considerar que las mujeres que han pertenecido a grupos armados tienen una carga muy dura que se conoce más tarde. Hay estudios que muestran que la pertenencia a grupos armados deja una huella diferente en hombres y mujeres. Un ejemplo de ello es el estudio de las guerrilleras en el Salvador “Mujeres Montaña”, donde se muestra como ellas primero pasaron por la experiencia de la violación por sus propios compañeros. Sabemos que las mujeres somos objetos de violación en tiempos de guerra y en tiempos de no guerra, por los hombres que no nos conocen y por los que nos conocen, incluso a veces por los que están más cerca.

En el Ejército también hay agresiones hacia las compañeras. En España tuvimos un caso de una mujer capitana que ha sufrido un proceso de acoso terrible por no rendirse a las solicitudes sexuales de un superior. También se deben considerar otras temáticas como la carga psicológica por dejar los hijos e hijas fuera, donde luego las mujeres sienten que no se les reconoce su aporte.

SDMujer: En el panorama internacional, ¿cómo se ve el proceso de paz de Colombia en relación con la incidencia de las representantes de mujeres en la Mesa de la Habana y la Subcomisión de Género?

C.M: Desde mi punto de vista no se percibe mucho, claro está que en los medios internacionales no hay mucha difusión y no sabemos lo que está sucediendo. Veo que hay avances porque se han incorporado mujeres, pero hay que ver cuáles son las agendas, si tienen relación con las organizaciones desde los territorios y las bases que tienen propuestas muy concretas, que dan una visión de la paz en la que se liga el acuerdo con la posibilidad de que en su territorio se mejoren las condiciones de vida.

SDMujer: ¿Que recomendación les daría a las mujeres colombianas, desde la experiencia internacional, que han construido agendas ciudadanas de paz, para lograr posicionar sus apuestas en la agenda nacional de un posible post acuerdo?

C.M: No es fácil. Por ejemplo, en Irlanda para participar en “los Acuerdos de Paz del Viernes Santo[2]”, se tenía que ser una persona con un asiento parlamentario. Doce grupos de mujeres decidieron unirse, formar un partido y presentarse a las elecciones. Ganaron dos puestos y desde allí llevaron las propuestas de las organizaciones que llevaban trabajando mucho tiempo con el conflicto de Irlanda del Norte durante casi 100 años.

Otro ejemplo es Liberia, en una situación muy distinta se unieron las mujeres musulmanas y cristianas para trabajar a favor de un proceso de paz y luego a través de una mediación y el apoyo internacional, se fueron en un autobús desde Liberia a Ghana y se sentaron en frente de la puerta con sus camisas blancas, dijeron “hasta que no lleguen a un acuerdo no los dejamos salir”. No fue fácil, algunos querían salir y ellas con su autoridad de mujeres africanas dijeron: “si intentas salir nos desnudaremos”. Desnudarse para las culturas africanas es una ofensa total a los hombres. El presidente de Ghana, que era el mediador en las negociaciones, al ver las reacciones de las mujeres, dijo “vamos a intentar” logrando así un éxito para ellas. Luego ellas se organizaron y apoyaron la candidatura de la primera Presidenta africana.

Sería fabuloso en el proceso de restitución de tierras de Colombia que las mujeres hacendadas hicieran una alianza con mujeres campesinas.

SDMujer: ¿Qué hacemos para garantizar una verdadera participación de las mujeres en los procesos refrendación?

C.M: En el caso colombiano, para que las mujeres se sientan llamadas a participar se debe trabajar con ellas y hacerlo significativo.  Cuando son convocadas las mujeres colombianas participan, hablan. Las victimas quieren el proceso de paz, cosa que no pasa en otros países como el mío.  Las instituciones deben promover la participación social y explicar los acuerdos alcanzados y lo que puede significar para su vida. También se debe averiguar porque no participan más mujeres en el proceso, puede haber razones como que los hijas e hijas o el esposo no las deja.


 

[1] Carmen Magallón Portolés, doctora en Ciencias físicas, licenciada en físicas, profesora asociada en la Universidad de Zaragoza, impartiendo cursos de doctorado y postgrado, sobre Género y ciencia y Filosofía de la ciencia. Miembro (fundadora, 1993) del Seminario Interdisciplinar de Estudios de la Mujer (SIEM) de la Universidad de Zaragoza. Ha sido parte del Seminario de Investigación para la paz y del grupo editor de la revista En Pie de Paz (1986-2001), también directora de la Fundación Seminario de Investigación para la paz de Zaragoza, Vicepresidenta de la Asociación Española de Investigación para la paz (AIPAZ). Sus temas de investigación son: la historia de las mujeres en la ciencia, el análisis epistemológico del quehacer científico; y las relaciones entre género, ciencia y cultura de paz. Sobre ellos ha impartido cursos, ponencias, seminarios y conferencias, en universidades, centros de investigación para la paz, centros sociales y culturales, además de publicar en diversas revistas y libros.

[2] El Acuerdo de Viernes Santo (en inglés: Good Friday Agreement), también llamado el Acuerdo de Belfast, fue firmado en Belfast, Irlanda del Norte, el Viernes Santo de 1998 (10 de abril) por los gobiernos británico e irlandés y aceptado por la mayoría de los partidos políticos norirlandeses, para poner fin al Conflicto de Irlanda del Norte. También fue aprobado por el pueblo de Irlanda del Norte y la República de Irlanda mediante un referéndum en cada lugar.


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Última actualización: 01/02/2016 15:52:00