La Secretaría Distrital de la Mujer reconoce y saluda el anuncio de la Mesa de Conversaciones de La Habana sobre la creación de la Comisión de la Verdad, como parte de un sistema integral de justicia para este proceso. Este es sin duda un significativo avance, de cara a la implementación de los acuerdos de paz. La figura de la Comisión de la Verdad debe ser un mecanismo imparcial, que posibilite la garantía del derecho a la verdad de las víctimas. Esta verdad debe incluir las voces y la verdad de las mujeres en tanto actoras políticas y de resistencia, constructoras de paz y sobrevivientes del conflicto armado.
Para la Secretaría Distrital de la Mujer el actual proceso que conducirá a un acuerdo para poner fin a la confrontación armada, presenta un avance significativo con respecto a acuerdos anteriores, al crear un mecanismo especial para garantizar la incorporación del enfoque de género. La Subcomisión de Género, acordada e instalada a comienzos de septiembre de 2014 y conformada por 10 mujeres delegadas (5 del gobierno y 5 de las FARC), tiene como objetivo incluir la voz de las mujeres y la perspectiva de género en los acuerdos parciales, así como en un eventual acuerdo resultado de los diálogos de paz.
Este hecho, producto de la incidencia y agencia política del movimiento de mujeres colombianas ha llamado la atención a nivel internacional; en palabras de la Canciller Sueca, quien fue representante especial del Secretario General de la ONU sobre la violencia sexual en los conflictos, “muy pocos procesos de paz en el mundo han contado con la participación de las mujeres y han puesto los asuntos de género como uno de sus focos. Colombia tiene en sus manos una oportunidad impresionante para mostrarle al mundo las ventajas de una construcción de paz con la participación de las mujeres.” (Wallström, 2015).
Esta afirmación responde a que, de las 31 negociaciones de paz logradas en el mundo, entre 1992 y 2011, las mujeres han representado sólo el 9% del total de negociadores/participantes; han sido el 4% de los firmantes; el 2,4% de los mediadores y el 3,7% de los observadores (ONU Mujeres, 2012). Según informe de la Universidad de Ulster, de los acuerdos de paz entre 1990 a 2010, sólo el 16% se refirieron de forma explícita a las mujeres (Scheub).
La incidencia del movimiento de mujeres en Colombia también ha propiciado un cambio en la comprensión de las relaciones de desigualdad género en el discurso político de las FARC-EP. Específicamente, en las propuestas para el reconocimiento de las víctimas del conflicto, las FARC-EP propusieron especial consideración con las mujeres víctimas del conflicto y la población LGBTI: “Las mujeres víctimas del conflicto merecerán un reconocimiento especial, tanto por el hecho de representar el principal sector de la población que ha padecido los rigores de la guerra y los impactos de las estructuras de victimización conformadas por las clases dominantes, como por las situaciones históricas de discriminación y violencia propias del régimen patriarcal, que vulnera sus derechos, ejerce violencia sexual y afecta sus derechos sexuales y reproductivos. En atención a una perspectiva de género, se considerará de igual manera la especificidad de las víctimas de la comunidad LGTBI” (Semana, 2014).
Los avances del trabajo conjunto en la Subcomisión de Género también se reflejan en los comunicados públicos de las mujeres farianas, en donde por primera vez una agenda para la negociación del conflicto armado da relevancia a temas que el movimiento de mujeres ha posicionado históricamente sobre los sistemas de opresión y los diversos tipos de violencias contra las mujeres. Recientemente en comunicados oficiales, las mujeres de las FARC – EP han manifestado lo siguiente: “nos identificamos particularmente con las ideas feministas que se inspiran en los ideales de emancipación de las mujeres, unidas a las luchas capitalistas, antiimperialistas, antipatriarcales, como sistemas de dominación que no solo explotan social y económicamente a las mayorías, sino que excluye y violenta a las mujere.” (resistencia-colombia.org, 2015).
Manifestaciones como ésta, hacen visible que el análisis de la desigualdad por parte de esta organización está yendo más allá de la perspectiva clase, y que al incorporarse a la reflexión colectiva, fomenta la presencia y el autoreconocimiento del sujeto mujer en la dinámica de la negociación del conflicto armado. Este hecho posibilita transformaciones más duraderas y sostenibles en el camino hacia una democracia que reconozca a las mujeres en su diversidad, como interlocutoras imprescindibles en la construcción e implementación de la paz.
La Secretaría Distrital de la Mujer hace un llamado a los diferentes actores a mantener y consolidar el proceso de diálogo de La Habana, en consonancia con las demandas de la ciudadanía para el ejercicio del derecho a la paz.