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Reintegración de mujeres insurgentes a la vida civil

Reintegración de mujeres insurgentes a la vida civil

Ante la posibilidad de lograr una salida negociada a más de 60 años de conflicto armado en Colombia, a partir de las conversaciones que actualmente se adelantan en La Habana (Cuba), la Corporación Humanas, la Red Nacional de Mujeres Excombatientes de la Insurgencia y la Secretaría Distrital de la Mujer, han generado espacios para pensar y visibilizar las necesidades e intereses de las mujeres durante los procesos de desarme, desmovilización y reintegración (DDR) en el país, y para recoger las recomendaciones de quienes pasaron por esta experiencia.



El pasado 5 de agosto, en el Auditorio Aurelio Arturo de la Biblioteca Nacional se dio lugar al conversatorio “Aprendizajes y retos para los procesos de desarme, desmovilización y reintegración de mujeres combatientes”, con la participación de seis mujeres que como expresó María Eugenia Vásquez Perdomo, asesora del Despacho de la Secretaría Distrital de la Mujer, “traen en sus cuerpos y en sus corazones una experiencia a veces grata y a veces dolorosa, pero siempre profunda, arraigada, como suele arraigarse la experiencia de la guerra”.


Para la Secretaría Distrital de la Mujer, como parte de su misión institucional, en el marco de la Política Pública de Mujeres y Equidad de Género, “la paz es el primer derecho, garantía de todos los demás y, por tanto, en estrecha relación con dos derechos que las mujeres consideramos prioritarios para garantizar una paz incluyente, que implica nuestro reconocimiento como actoras políticas en la construcción de la paz, y nuestro derecho a la participación y representación en todos los espacios en los que se definan las políticas públicas orientadas a la sostenibilidad de la paz integral, por un lado, y la eliminación de todo tipo de violencias ejercidas contra nuestros cuerpos, nuestra integridad, libertad y autonomía, por el otro”, expresó María Eugenia.

Con estas premisas como línea de partida, durante el conversatorio las seis panelistas invitadas dieron respuestas a preguntas como: ¿Cuáles son las razones por las cuales las necesidades de las mujeres en los procesos de DDR son diferentes de las de los hombres?, ¿Cuáles son los aspectos centrales en los que las mujeres requieren acompañamiento para la reintegración a la vida civil?, ¿Cómo puede fomentarse la continuidad de la participación política de las mujeres luego del proceso de DDR?, ¿Qué recomendaciones pueden hacerse al actual proceso de reintegración liderado por la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR) en lo que a las mujeres se refiere?, conclusiones que fueron recogidas por la moderadora del Conversatorio, Luz Piedad Caicedo, subdirectora de la Corporación Humanas.

Para Leonor Esguerra, una de reflexiones más importantes que debe hacerse en torno al proceso de Desarme, desmovilización y reintegración, tiene que ver con la cultura patriarcal que se proyecta en el modo de hacer la guerra, así como en los procesos de DDR, especialmente en un contexto en el que se dificulta la reintegración pensada en clave de género. En su opinión, en esta cultura “no se reconocen los derechos de las mujeres y mientras en el combate hombres y mujeres somos iguales, para la sociedad no es lo mismo una mujer excombatiente que un hombre excombatiente”.

Y es que sobre las combatientes se yergue un estigma que las acompaña desde el momento mismo en el que ingresan a las filas, lo que las convierte en transgresoras de las normas sociales y del modelo de conducta esperado de una mujer, resaltó María Herminia Rojas Pacheco, representante legal de Colectivo de Mujeres Excombatientes y parte de la Red Nacional de Mujeres Excombatientes de la Insurgencia.

Esta es justamente la base sobre la cual se tejen subsecuentes diferencias entre las necesidades de las mujeres frente a las de los hombres, a la hora de pensar en la reintegración a la vida civil. Por esta razón, las excombatientes de orillas opuestas: insurgencia y paramilitares, están de acuerdo en que los programas de reintegración, hasta el momento, carecen de un enfoque que garantice a las mujeres en tránsito a la vida civil, la superación de barreras de acceso para el pleno disfrute de sus derechos civiles, sociales, económicos, políticos y culturales.

Desde su naturaleza biológica, su identidad, sus arraigos, sus historias de vida y los roles que por tradición la sociedad ha cargado sobre sus hombros, las mujeres combatientes necesitan que se diseñe un proceso de reintegración diferenciado, pues como lo resumió Luz Piedad Caicedo: “hay procesos de reintegración que parecen pensados más desde una mujer determinada que de una que no es necesariamente la que ha estado en el conflicto armado”.

Las mujeres que se desmovilizan y se reintegran a la vida civil no sólo se ven abocadas a la “recuperación de su identidad femenina para empoderarse desde una perspectiva de género y volver a reconocerse como ciudadanas”, sino que también deben reasumir el papel de cuidadoras sin olvidar el aspecto económico, casi siempre bajo su responsabilidad, lo cual limita sus posibilidades de estudio o capacitación técnica para mejorar el nivel de ingresos a mediano plazo, dijo Diana Alvarado, exintegrante de las Autodefensas Unidas de Colombia, una de las panelistas invitadas al Conversatorio.

Hablando de necesidades concretas de las mujeres en procesos de DDR, además de capacitación efectiva para la vida productiva, la reintegración debe involucrar incentivos y garantías tanto para el ejercicio político como para el disfrute de sus derechos constitucionales como ciudadanas y sujetas políticas. Por eso las excombatientes insisten en que más mujeres, guerrilleras participen en la mesa de conversaciones que se desarrolla en La Habana, en las mismas condiciones que los varones, y que sean consultadas durante la planeación de los procesos de DDR, según lo establece la Resolución 1325 del año 2000, emanada del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. “Una mujer en la política, cambia ella; muchas mujeres en la política, cambian la política”, dijo Miriam Criado, exintegrante del Ejército Popular de Liberación (EPL), invitada a la conversación.

Para Deisy Quistial, mujer indígena excombatiente del Movimiento Quintín Lame y hoy parte de la Red de Mujeres Excombatientes, la reintegración es difícil por eso se hace necesario que el “Gobierno Nacional se comprometa a garantizar las condiciones económicas, políticas y sociales para que las mujeres que van a ingresar al proceso de dejación de armas, puedan reintegrarse y desarrollar su trabajo dentro de las diferentes comunidades”.

Como ella, Leonor Esguerra y María Herminia Rojas, confluyeron en la necesidad de crear programas de apoyo sico-social, que tomando en cuenta los contextos histórico-políticos en los que vivieron su militancia armada, faciliten resignificar el sentido de sus proyectos de vida, superar los duelos e integrarse a la vida social, económica y política, para aportar en la construcción y mantenimiento de la paz.

Encuentre aquí las imágenes de evento.

 

¡Las mujeres decidimos sobre la paz!
 

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Ellas fueron: Leonor Esguerra, miembro de la Red Nacional de Mujeres Excombatientes de la Insurgencias y excombatiente del Ejército de Liberación Nacional (ELN); Miriam Criado, excombatiente del Ejército Popular de Liberación (EPL); Deisy Quistial, miembro de la Red y excombatiente del Movimiento Indígena Armado Quintín Lame; María Herminia Rojas, miembro de la Red y excombatiente del M-19; Sandra Sandoval, excombatiente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP) y Diana Alvarado, excombatiente de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

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Última actualización: 01/02/2016 15:52:00