Tomado de El Tiempo. Por Florence Thomas

Las mujeres del mundo estaremos abrazando el nacimiento del 2016 de muy diversas maneras. Ilusiones, mitos y sueños animan los variados rituales de Año Nuevo.

El año se hizo viejo y nace uno nuevo en horarios que difieren según los calendarios lunares, que nos hablan de los encuentros y desencuentros entre la Luna y el astro rey. Las mujeres del mundo estaremos abrazando el nacimiento del 2016 de muy diversas maneras en todos los lugares del planeta que se rigen por el calendario gregoriano. Ilusiones, mitos y sueños animan los variados rituales de Año Nuevo.

Estoy en Francia con mi familia, en un encuentro navideño que no había tenido hace años, y los sueños de las mujeres de Francia se entrelazarán también con anhelos de paz en un universo donde las alegrías de estas celebraciones estarán empañadas por los dolores e impactos de las guerras. Otras guerras. 

Mientras tanto, en Colombia, las mujeres estarán alertas a la firma de los acuerdos de paz e interrogando de qué manera los proyectos personales se enlazan con proyectos colectivos. El primero de enero, en las plazas de los 1.103 municipios se posesionarán los alcaldes y las alcaldesas elegidas el pasado mes de octubre. La proporción de mujeres en este cargo será escasamente del 9,8 por ciento. ¿Y qué decir del escaso 16 por ciento de concejalas cuando la participación de las mujeres en esta corporación disminuyó en un 20 por ciento respecto al periodo anterior?

Preguntaremos, entonces, por la persistencia de barreras y obstáculos para avanzar en el logro del tercer objetivo del milenio en relación con la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres y por qué las políticas públicas respecto a la inclusión de los derechos de las mujeres son aún tan residuales.

No obstante, como feminista, incluyo entre mis balances positivos de este año la experiencia de la Secretaría Distrital de la Mujer en Bogotá, en cabeza de Martha Lucía Sánchez Segura. Sus logros en estos escasos tres años de existencia demostraron que cuando avanzan las mujeres avanza Bogotá, que las propuestas de las mujeres cambiaron la arquitectura de la ciudad y avizoran nuevos rumbos para la sostenibilidad de las políticas públicas.

Como ciudadana bogotana, y a pesar de que la gente, los medios y aun los gobernantes no saben o no reconocen los múltiples logros que contribuyen a mejorar las condiciones de vida cotidiana de las mujeres, quiero dejar constancia de la importancia de incluir en las agendas públicas los derechos de las mujeres.

También en algunas otras ciudades del país las mujeres han logrado, no sin dificultad, vencer las resistencias a la inclusión de sus propuestas en la planeación del desarrollo municipal. Así mismo, en municipios y veredas asoladas por la guerra, son muchas las experiencias acumuladas con propuestas para transformar la acción política y construir una gobernabilidad que fortalezca, profundice y amplíe la democracia.

En las nuevas administraciones, los hombres y las mujeres elegidas en las corporaciones públicas tienen hoy el reto de animar nuevas prácticas y proyectos que contribuyan a la autonomía política, económica, ideológica y sexual de las mujeres.

Mis mejores deseos para que, en los rituales de Año Nuevo, los sueños de las mujeres tengan lugar como requisito para que cese la horrible noche y puedan existir por fin muchas noches de paz.