La participación de las mujeres y la politización de sus agendas
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Última actualización el Jueves, 31 Diciembre 2015 11:28
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Publicado el Jueves, 31 Diciembre 2015 11:28
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La Mujer en Bogotá Humana
Por Martha Lucía Sánchez Segura. Secretaria Distrital de la Mujer 2015
La revolución que este cambio supone ha implicado reconocer el rol protagónico de las mujeres y su acción transformadora. De hecho la creación de esta nueva institucionalidad ha interpretado la acción colectiva de grupos, redes, organizaciones y movimientos de mujeres, en sus diferencias y diversidades, estrechamente articulada a movimientos sociales que controvierten y realizan prácticas de resistencia a múltiples formas de concentración y ejercicio del poder.
La Secretaría ha impulsado la creación, fortalecimiento y desarrollo de instancias de participación y representación de las mujeres en consejos y comités distritales y locales. En las 20 localidades estas instancias son espacios de aprendizaje sobre la conciencia de derechos de las mujeres y nichos para el ejercicio de la ciudadanía; también son plataformas que motivan las aspiraciones de acceso al poder político partidista.
La “Década Distrital de los Derechos Políticos de las Mujeres 2014-2024”, provoca la corresponsabilidad de las mujeres y otros actores sobre la sostenibilidad de estos procesos. Así, las mujeres integrantes de las instancias de participación y representación de la ciudad construyeron pactos y alianzas políticas sobre sus intereses estratégicos comunes y especí- ficos. Los ejercicios de corresponsabilidad son instrumentos de gobernabilidad que le dan sentido político transformador a la acción colectiva en la construcción de lo público.
Dichos avances han permitido posicionar las agendas de las mujeres en los tres últimos gobiernos distritales; una participación cada vez más amplia e interesada en los asuntos del gobierno de la ciudad presiona la disposición de los gobiernos locales para la inclusión de su agenda pública política.
Estos acumulados tienen un poder transformador en medio de coyunturas de cambio administrativo, toda vez que interrogan las lógicas del quehacer de los partidos políticos y movimientos tradicionalmente ajenos a los intereses de las mujeres. Un proceso inédito e incipiente que avanza en medio de obstáculos y limitaciones, cada vez más abierto a las demandas de las mujeres, que a su vez logra cambios en el perfil de las agendas públicas respecto al reconocimiento de sus derechos.
Las agendas públicas como espacios de disputa de las relaciones de poder, tensiona los intereses, necesidades y propuestas ciudadanas diversas. Que los derechos de las mujeres hagan parte de estas dinámicas permite articular la voluntad política de los gobernantes, el compromiso de las instancias de control político: Concejo de Bogotá y Juntas Administradoras Locales, JAL, para lograr el marco normativo que sostiene estos logros con las demandas de las organizaciones de mujeres. Si bien estas pautas de incidencia son importantes pero insuficientes, debemos reconocer que aportan a la calidad de la gobernabilidad democrática.
Un indicador al respecto se expresa en la incorporación de diversos puntos de las agendas de las mujeres en todas las plataformas electorales de quienes aspiran a ejercer cargos de elección popular. Pero más allá de los gobiernos de turno, estas lógicas impulsan y consolidan procesos articuladores entre los derechos políticos y el ejercicio de la ciudadanía.
Avanzar en la politización de las demandas de las mujeres ancladas al liderazgo comunitario y demandante de las necesidades básicas familiares y sociales, fue para la Secretaría de la Mujer un reto innovador; la Escuela de Formación Política cuyo lema: “Por el Derecho a Gobernar la Ciudad”, es una apuesta suprapartidista, convocó a más de 400 integrantes de diferentes partidos políticos a fortalecer sus capacidades de liderazgo partidista. Hoy 51 de ellas, se encuentran participando en la contienda política.
Politizar la acción colectiva, la organización y movilización de las mujeres en la ciudad valida sus propuestas como sujetas más autónomas y portadoras de sus propias reivindicaciones, transformando prácticas institucionales proclives a instrumentalizar la participación ciudadana.
De este proceso participativo surgen varias agendas que dan cuenta de los intereses y necesidades de las mujeres: una agenda de las mujeres según su diversidad (indígenas, afrocolombianas, gitanas, campesinas, en condición de discapacidad, cuidadoras) y por supuesto una central que es la agenda de las mujeres para la construcción de paz, así como el Plan para la Prevención y Atención de lideresas.