El 6 de febrero se conmemoró el día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Femenina Genital, una fecha en la cual organizaciones como el Fondo Mundial para las Poblaciones (UNFPA) el Fondo para la Infancia de Naciones Unidas (UNICEF), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) presentan los retos globales que enfrenta Colombia para erradicar ésta práctica para el año 2030.
Según el comunicado oficial del el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) “En el mundo esta práctica se presenta en las regiones occidental, oriental y nororiental de África, en algunos países de Asia y del Oriente Medio. En los 29 países de estos continentes, más de 140 millones de niñas y mujeres han experimentado alguna forma de mutilación en sus genitales. Colombia es el único país de América Latina y el Caribe en el cual aún se continúan presentando casos de mutilación genital femenina en las mujeres y niñas pertenecientes al pueblo indígena Embera”
Para este día las organizaciones anteriormente mencionadas han realizado esfuerzos y se han comprometido para que en 2030 se erradique y eliminen “todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado y la mutilación genital femenina”.
Con el fin de alcanzar este propósito Colombia debe generar acciones contundentes para la equiparación de los derechos de las mujeres indígenas (principalmente) con relación a la igualdad de géneros; el conocimiento y empoderamiento de los derechos sexuales y derechos reproductivos por parte de hombres, mujeres y quienes pertenezcan a las autoridades indígenas; la detención de los embarazos en niñas y jóvenes adolescentes y la eliminación de todas las formas de violencia contra las mujeres.
Así lo expresa Rosalba Cabrera Herrera, mujer indígena Embera y profesional de la salud en el departamento del Chocó quien ha trabajado sobre este tema: “Para la población indígena, en el caso de los mayores hablar de salud sexual reproductiva es un tabú; la nueva generación que ha sido afectada por el desplazamiento y otras situaciones relacionadas con el conflicto armado, se encuentra obligada a proteger su salud sexual y reproductiva, por ejemplo, con el uso de condones. Pero en este contexto se debe entender que son pocas las personas que conocen los métodos de planificación familiar, en muchas de las comunidades indígenas. Un ejemplo es el caso de las mujeres indígenas, quienes por cultura se casan muy jóvenes, siendo aún menores de edad (18 años), y a los 21 años ya son madres de 4 a 5 niños o niñas. Los embarazos tempranos afectan la salud de las niñas y adolescentes, en cuanto al desarrollo de cualquier patología como la anemia, hemorragias, entre otros. Así mismo, cuando se dan casos de abortos, no existe información con respecto al cuidado que se debe tener en estas situaciones. Los hombres, por ejemplo, después de un aborto insisten en que su pareja se embarace inmediatamente, olvidando las afectaciones que esto le puede causar a la mujer” Ver entrevista completa aquí.
Según el comunicado del UNFPA “avanzar en su erradicación implica: 1. Dar grandes pasos hacia la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, lo cual involucra la eliminación de las violencias contra las mujeres, reducir la mortalidad infantil y materna, y mejorar el acceso a la salud sexual y reproductiva de las mujeres indígenas, 2. Fortalecer las capacidades de las comunidades indígenas, parteras e instituciones para garantizar el acceso de las mujeres y niñas a servicios de salud sexual y reproductiva de calidad e interculturales, 3. Poner en marcha el Plan Nacional para la erradicación de prácticas nocivas para la vida y la salud de las mujeres y niñas indígenas que ha sido concertado interinstitucionalmente y con las principales Organizaciones Indígenas, 4. Fomentar la participación activa de las Autoridades Indígenas a nivel nacional y regional, 5. Contar con información sobre la magnitud de esta práctica en el país, así como con el registro, documentación y datos sobre los casos de MGF”.
En el avance de acciones de sensibilización sobre esta práctica de los pueblos indígenas Embera, en Colombia se han generado diversos procesos de sensiblización con las ancianas indígenas, quienes son las que por tradiciones ancestrales continúan perpetuando la mutilación genital femenina. Sobre este tema Cabrera comenta: “En el departamento del Chocó ocurre en algunas comunidades, como en el caso de Bagadó y Alto Baudó, los Embera Katios realizan esta práctica, específicamente, las abuelas. Durante las capacitaciones que se realizan a las parteras, en las comunidades, se discuten estos temas. Lo que se busca es que las abuelas tomen conciencia de que esta práctica no está relacionada con el cuidado, ni mucho menos con el amor, sino que es un asesinato con conciencia, porque viola los derechos fundamentales de las niñas, se les quita el derecho de vivir en libertad. Estas capacitaciones son un trabajo conjunto con las autoridades indígenas e instituciones competentes para que no se siga violentando la vida de las niñas. Desde mi punto de vista, considero que si esto ocurriera con los hombres y fuera a ellos a los que se les cortara el pene, seguramente se tendría otra visión del tema”.
Encuentre aquí la línea del tiempo sobre Mutilación Genital Femenina con información acerca de algunos de los hitos más importantes a nivel internacional y nacional acerca de las prácticas nocivas para la salud y la vida de las mujeres indígenas, enfocada particularmente en la Mutilación Genital Femenina.
Y aquí un video sobre la experiencia en la Comunidad Embera.