La red bogotana de 150 docentes que trabaja por una educación no sexista
Las canchas de fútbol únicamente para los niños, encasillar a las niñas como sumisas y juiciosas u obviar el papel de las mujeres que han hecho historia en el mundo, durante las clases de ciencias sociales son algunas de las situaciones en los colegios por las que una red de 150 maestras y maestros del Distrito trabajan para promover una educación no sexista. Esta red recibe el nombre de la Red de Docentes para la Equidad de Género.
Una educación que promueve la eliminación de todo tipo de discriminación basada en el sexo o en los estereotipos de género y que además pretende avanzar hacia relaciones de equidad e igualdad entre niñas, niños, mujeres y hombres. El mundo recuerda la importancia de esta educación cada 21 de junio, Día Internacional por una Educación No Sexista.
En la localidad de Suba un grupo de maestras y maestros conformaron la Red de Educación para la Equidad de Género con la que promueven el conocimiento de los derechos de las mujeres a través de semilleros de género, como una forma de transformar las expresiones y actitudes machistas que aún están presentes en los colegios públicos de Bogotá.
“Trabajamos la educación no sexista como una vía para visibilizar las inequidades que existen entre niñas y niños y para cuestionar los estereotipos y, de esta manera, pensar en otras formas de ser niña o niño”, explicó Ana Mercedes Díaz Blanco, orientadora del colegio Prado Veraniego, en la localidad de Suba, e integrante de la Red de Docentes para la Equidad de Género.
El diseño de cartillas, el uso de un lenguaje que visibilice a niñas y niños, el desarrollo de actividades y la inclusión de fechas emblemáticas relacionadas con los derechos humanos de las mujeres hacen parte de las iniciativas que adelantan maestras y maestros. Stephanny Parra, docente del colegio La Toscana (Suba), es clara en afirmar que el sexismo como práctica cultural puede modificarse desde el sector educativo. “Las niñas y niños están en proceso de formación, lo que nos permiten transformar los estereotipos de género, construir sociedades más igualitarias y darles herramientas para que construyan proyectos de vida lejos de los roles asignados socialmente”, agregó Parra.
Parra ha trabajado en la desmitificación alrededor de la menstruación con estudiantes de diferentes grados: mostrando las marcas que cargan las mujeres por las representaciones sociales que genera el tema. Según la docente, la idea es que las niñas dejen de asociar la menstruación con dolor o tristeza y que los niños entiendan cómo las mujeres y adolescentes han sido discriminadas por un proceso natural que no debe ocultarse.
Marlén Cuesta, dinamizadora de la red distrital, destaca los avances que se han logrado en el colegio León de Greiff, en la localidad de Ciudad Bolívar: resalta el uso de lenguaje incluyente por parte de profesoras y profesores y el uso del mismo en circulares para madres y padres de familia. Aparte del trabajo de fechas como el Día del Idioma, desde una perspectiva de género o el acuerdo entre estudiantes para que las niñas también puedan jugar su campeonato de fútbol en la cancha del colegio.
“A través de cineforos también trabajamos por cambiar esa cultura sexista y discriminatoria, para que niñas y niños puedan ser más competentes, para cambiar imaginarios y evitar seguir reproduciendo actitudes que luego llegan a expresarse como violencias contra las mujeres”, explicó Cuesta.
Como parte del trabajo de promoción de una educación no sexista, Ana Mercedes Díaz, integrante de la red de Suba, trabaja la responsabilidad doméstica compartida para hombres y mujeres, elaborando un listado sobre las tareas del hogar y quién se encarga de las mismas. “Las niñas y los niños se convierten en investigadores y empiezan a darse cuenta de la carga que enfrentan las madres en los hogares. De esta manera, asumen responsabilidades dentro de las casas conscientemente”, añadió Díaz.
Estas reflexiones que generan los 150 integrantes de la red en las niñas y niños, que están en los colegios públicos de Bogotá, se vienen convirtiendo en pasos para construir colegios sin discriminaciones basadas en el sexo y en escenarios donde se evidencien las diversidades. De esta manera, se fortalece una cultura de derechos donde no resulta valida la reproducción de inequidades, prejuicios o estereotipos.